domingo, 15 de febrero de 2015

Introducción

“La humanidad es como es. No se trata de cambiarla, sino de conocerla.”
Gustave Flauvert (1821-1880) Escritor francés.


Desde la aparición del hombre, la humanidad ha estado llena de cambios que normalmente dividimos en épocas, debido a que ocurrió un acontecimiento importante el cual diferencia una época de otra época.
Es por ello que nosotros suponemos que es una revolución neolítica, debido al descubrimiento de la agricultura y la ganadería supuso un cambio radical en las formas de vida y en la organización de los seres humanos. La caza y la recolección permanecieron pero dejaron de ser las únicas formas de subsistencia, también los hombres comienzan a elaborar sus propios alimentos, es aquí cuando hablamos de un hito histórico y da comienzo al nuevo periodo en la humanidad.

Como seres humanos de éste planeta con grandes sucesos históricos culturales, es nuestro deber conocer a nuestros antepasados, en éste trabajo nuestro objetivo es entender más dicha época y lograr alcanzar a ver el gran avance que hubo en ella, de la importancia de cómo ha evolucionado nuestra especia y todo lo que ha ido logrando a lo largo del tiempo.  

Es difícil precisar de cualquier hecho o periodo histórico alguna causa de su aparición, sin embargo, hay hechos trascendentes que a lo largo de la historia se han establecido.

Tras la última glaciación (alrededor del año 10.000 a. de C.) tuvo lugar lo que es conocido como Revolución Neolítica, esto es, la revolución ocurrida en la Nueva Edad de Piedra, ya que es una palabra compuesta, derivada del griego «neos», que significa nuevo y de «lithos», que significa piedras.

Luego de un largo proceso, siempre condicionado por los diversos y hostiles factores climáticos, el Neolítico transcurre aproximadamente entre el 8500 a.C., y la Edad de Bronce, conformando la última etapa de la Edad de Piedra. Pero la diversidad de acuerdo a cómo transcurrió en diferentes partes del mundo, no permite colocarlo en un tiempo específico ni determinar de qué momento a qué otro ocurrió.


La gente del neolítico confeccionó un nuevo tipo de hachas de piedra pulida, éste no fue el cambio más importante experimentado, pues lo más destacado es que los grupos humanos comenzaron a dedicarse a la agricultura y la ganadería y a vivir en poblados. Se inició entonces la segunda etapa de la Prehistoria: el Neolítico. En Oriente Medio, los seres humanos aprendieron a cultivar plantas y domesticar animales. Posteriormente, en China y en América otros pueblos también aprendieron por sí mismos estas habilidades. En el resto del mundo, las técnicas agrícolas y ganaderas fueron introducidas a través del contacto con otros pueblos.

Por aquella época, el hombre realizó dos descubrimientos sensacionales que le permitieron asentarse en un medio geográfico determinado y comenzar a dominarle: la agricultura y la domesticación de los animales.

En el neolítico también se desarrolló la arquitectura, la escultura y la cerámica. A este periodo corresponden los monumentos megalíticos religiosos llamados menhires (monolitos verticales), dolmenes (piedras verticales cubiertas por una roca horizontal) y cromlechs (menhires que forman círculos).


Principales Asentamientos


Es conciso saber cómo eran los poblados de los hombres del periodo neolítico, antes de conocer sus principales asentamientos. Prácticamente se da el surgimiento de las aldeas, los poblados neolíticos eran pequeños y estaban formados por chozas de forma circular o rectangular hechas de adobe. Cada poblado se componía de varias viviendas, establos para los animales, almacenes para los granos, etc.

Si nos situamos en la región del Jordán (en Palestina), en la base de la colina Tell es Sultán, donde estuvo asentada la vieja ciudad de Jericó. Lo mismo ocurre en Nahal Oren, en el monte Carmelo, y en Beidha, cerca de Petra. En estos tres yacimientos, el nivel inferior A cuenta con fuertes defensas con muros y foso, con habitaciones circulares en forma de colmena formadas con ladrillos carenados.

En el nivel B hay habitaciones rectangulares con muros revestidos de barro y pasillos con habitaciones a ambos lados. Si en el nivel A hallamos nidos de cráneos que recuerdan los de Offnet Baviera. En el B los cráneos se recubren, modelando los los ojos. En este segundo nivel aparece el cultivo de la cebada y la cría de las cabras para alimento, en tal proporción que hace pensar en una posible domesticación; todo ello en el séptimo milenio a. de C., en una fase pre-cerámica, con numerosas muestras de culto y de plástica.

Pero a todos esos primeros centros urbanos supera en interés el de Chatal Hüyük, en el llano de Konya, en la parte meridional de Anatolia, excavado por James Mellaart. Se trata de un poblado de gran extensión (unos 130.000 m2), formado por habitaciones rectangulares con hogar central, adosadas unas a otras, salvo en los casos en que se disponen unos patios o espacios libres entre ellas.

Los muros eran de ladrillos secados al sol; los tejados planos tenían aberturas, por las que se entraba al interior gracias a una escala de madera. Bancos junto a los muros servían como lugar de enterramiento, probablemente secundario, de los familiares. Muchas de las casas presentan las paredes decoradas con relieves o pinturas. Estas últimas ofrecen curiosos paralelos con las levantinas españolas, cuya cronología no difiere gran cosa de la de estas primeras ciudades. Es seguro que experimentaron frecuentes reconstrucciones.

La gente vivía en casas modestas de adobe, edificadas tan próximamente unas de otras, que sólo formaban unas pocas calles. Para llegar a sus casas, sus habitantes tenían que caminar por las azoteas y luego entrar en sus casas a través de un orificio en el techo.

Los arqueólogos han descubierto que se cultivaban hasta doce productos en Çatal Hüyük, incluyendo frutas, nueces y tres variedades de trigo. La gente cultivaba sus propios alimentos y los guardaba en los almacenes de sus casas.

En Çatal Hüyük se han encontrado lugares de culto religioso con figuras de dioses y diosas domésticos, así como diversas estatuillas de figuras femeninas. Dotadas de senos y asentaderas muy prominentes, estas “madres tierra” tal vez representaban de manera simbólica la fertilidad de “nuestra madre” tierra y la de las madres humanas. Tanto los relicarios como las estatuillas son indicadores del creciente papel que desempeñaba la religión en las vidas de estas personas del Neolítico.


 

La revolución agrícola del Neolítico tuvo consecuencias de largo alcance. Una vez que la gente se hubo asentado en villas o ciudades, construyeron casas para protegerse, así como otro tipo de estructuras dedicadas al almacenamiento de bienes. Como comunidades organizadas, almacenaron alimentos, acumularon bienes materiales y comenzaron a practicar el comercio.

Es decir, en fechas que hace unos años hubieran parecido excesivamente elevadas, encontramos sociedades directamente salidas del estadio mesolítico, directo sucesor del paleolítico superior, que han progresado enormemente en el camino del urbanismo y se hallan organizando ya una vida social y religiosa intensa.

Podríamos completar lo dicho con secuencias parecidas en el Iraq septentrional con nombres como Jarmo, Hassuna, Tell Halaf, y tras esta fase entramos en la ocupación de la Baja Mesopotamia, cuando la ciudad ha adquirido toda su importancia política, que guardará durante muchos milenios, a través de las fases de El Ubaid, Uruk y Jemdet-Nasr, hasta las clásicas ciudades sumerias. Podríamos también destacar las ciudades asirias primitivas y las que van descubriéndose en el Irán, que acabarán por unir ese mundo asiático occidental con las grandes ciudades, muy posteriores, del valle del Indo, en las que vemos logros que calificaremos de modernos en aspectos tan importantes como el agua.

La entrada en Europa de los portadores de la "revolución neolítica" es muy anterior a lo que se había creído. Aún no hace muchos años no poseemos otro medio de establecer un puente entre Asia Menor, los Balcanes y el Egeo que las nueve ciudades (hoy las contaríamos de otro modo y aparecerían bastantes más) de Troya.



Gracias a la datación del carbono 14 sabemos que el neolítico había cruzado el Egeo alrededor del 6000 a. de J.C. Sesklo y Argissa en Tesalia, Nea Nikomedeia en la región occidental de Macedonia, nos muestran poblados con casas de madera recubierta de barro, cerámica plástica con representaciones femeninas, abundante industria ósea, ganadería que incluye los bóvidos, sepulturas en fosa, etcétera.

Desde estos centros urbanos, los primeros que conoció Europa, en un camino que debió costar unos dos mil años, ese elemento renovador que fue la ciudad se extendió al extremo occidental del Viejo Mundo.


Organización Social y Económica


En esta época de la evolución del hombre en el Neolítico, ya se organizaban en poblados; se han encontrado construcciones, como murallas y santuarios de la época, que exigen una organización y una distribución de las tareas.

El desarrollo urbano y la explosión demográfica provocaron la diferenciación social basada en la especialización de las labores económicas; a partir de este momento, los hombres y mujeres se dividieron según su función en la organización de la aldea. Las habilidades y capacidades técnicas dieron pie a la aparición de los agricultores, los ganaderos, los artesanos, los guerreros, etc. Tardíamente comienza a desarrollarse una precaria actividad metalúrgica presente, tanto en armas como en instrumentos de uso cotidiano; estas primeras manifestaciones de aleación de cuarcita y sílex son consideradas un antecedente de la Edad de los Metales.

En los poblados neolíticos era necesaria una organización social. Se observan toda una serie de construcciones y obras públicas (murallas, santuarios, riego artificial) que exigen una organización, una distribución de las tareas y una dirección de las mismas.

En las sociedades neolíticas se produce una división del trabajo según el sexo y la edad. Parece ser que la agricultura fue en sus inicios una actividad propia de las mujeres, los ancianos y los niños, mientras que se piensa que el pastoreo fue una actividad a la que se dedican los hombres jóvenes y adultos.

La presencia de los oficios artesano implicaba también la existencia de unas sociedades que organizaban las tareas. 


En determinados poblados no se encuentran grandes diferencias sociales entre sus habitantes, como por ejemplo en Sesklos (Grecia) o Karanovo (Bulgaria), donde todas las viviendas son prácticamente iguales, o en Jericó (Palestina), donde los ajuares funerarios no muestran diferencias de riqueza.


Sin embargo, en otros poblados alguna vivienda destaca por su singular tamaño. Es el caso del poblado de Dímini (Grecia) que, situado en lo alto de un cerro y protegido por cinco círculos concéntricos de murallas, presenta en lo más alto un edificio mucho más grande que los restantes y que podría albergar algún jefe o alguna divinidad. Estamos ante una sociedad en la que comienzan aparecer diferencias sociales: jefes, guerreros, sacerdotes, campesinos, pastores...

Marcados por la desaparición de las sociedades de cazadores-recolectores, para aparecer un nuevo tipo de sociedad, que era productora de sus alimentos. Desaparecen las sociedades    depredadoras de la naturaleza, las que toman lo que ésta les ofrece, en forma de caza, pesca o recolección, sin ofrecer nada a cambio, y aparecen las sociedades productoras de alimentos, esencialmente de ganaderos y agricultores. De esta forma el cambio vendría propiciado por la aparición de la ganadería y la agricultura, o sea de las sociedades productivas.

El desarrollo de la ganadería da lugar a la trashumancia y a los contactos relativamente frecuentes con gentes de otras tierras, existiendo una mayor intercomunicación entre las diversas tribus. Para las hachas y otros instrumentos se utilizan la piedra pulida y los útiles y algunas herramientas se fabrican frecuentemente con hueso. Aparecen también útiles de obsidiana.


Con las sociedades productivas aparecen sociedades de organización más compleja porque aparece el excedente, la división social del trabajo y la propiedad privada. La cantidad de producción sobrante es el inicio de la riqueza, cuanto más excedente más rico. Aparece con la producción pero no se consolida hasta mediados o finales del Neolítico: los instrumentos de cultivo son más perfectos, se abona, se riega,... Esto produce cosechas más abundantes que dan lugar al excedente. El excedente sólo tiene consecuencias cuando se consolida: permite la división social del trabajo.

Al principio del Neolítico todos son agricultores = todos iguales. Cuando aparece el excedente consolidado no se dedican todos a la agricultura ni a la ganadería, se necesitan productos que ninguna de estas dos cosas producen. Con el excedente se puede alimentar a otras personas que se dediquen a fabricar instrumentos, tejidos, cerámica, empieza la artesanía. El artesano le cambia sus productos al agricultor por el excedente. La división social del trabajo está permitida por el intercambio de excedentes = primer tipo de comercio = comercio por trueque.


La propiedad privada en el Paleolítico no existía pero con el surgimiento de la agricultura empieza a aparecer. Para convertir una zona salvaje (improductiva) en productiva se requiere mucho trabajo. La gente sólo está dispuesta a hacer este trabajo si tiene la seguridad de que la tierra será suya igual a la aparición de la propiedad privada.

Con el trueque, el excedente y la propiedad privada aparece la desigualdad social y la riqueza, que en la Edad de los Metales provoca la aparición de las clases sociales.


En el Neolítico aparece la cultura de los hombres agricultores que viven de la tierra (cosechas). Adoran la fertilidad de la tierra, “Diosa-Madre”, diosa de la fertilidad de la tierra, también representa el ciclo del vegetal (muere y reaparece la tierra es improductiva en invierno y después es productiva). Los hombres de finales del Neolítico adoran a la naturaleza: tierra, sol, agua, ríos, montañas, mares, son dioses en las primeras civilizaciones, es decir las religiones son animistas.


Religión


Parece que los enterramientos, cuyo origen se remonta a la edad paleolítica, debe haber adquirido una significación más profunda en la edad neolítica. En general, los muertos eran sepultados cuidadosamente en tumbas edificadas o excavadas, ya se agrupadas en cementerios próximos a los poblados o cavadas cerca de las casas individuales. Esta práctica denota una actitud hacia los espíritus de los muertos. La tierra donde reposan los antepasados se consideraba como el suelo del cual debía brotar cada año, mágicamente, el sustento alimenticio de la comunidad. Los espíritus de los antepasados se consideraban como cooperadores en la germinación de las plantas cultivadas.


En el periodo neolítico cobró capital importancia el culto a la fertilidad. En varios poblados de esa época se han encontrado figurillas modeladas en arcilla conocidas como “diosas de la fecundidad”. Estas se enterraban en los campos de cultivo para propiciar las buenas cosechas. Las creencias sobrenaturales se modifican al pasar los pueblos de recolectores a agricultores y ganaderos. Se adoran fuerzas naturales relacionadas con el cultivo de la tierra, como son las plantas, la lluvia, el sol y las estrellas. En el culto hay sacrificios humanos verdaderos o figurados, que simbolizan en muchas ocasiones la muerte (siembra) del grano y su resurrección (la planta que nace de la semilla). La revolución tecnológica se dio en forma paralela a una búsqueda del conocimiento de la Naturaleza, lo que condujo al nacimiento de las primeras ciencias. Una de ellas fue la astronomía, indispensable para determinar las estaciones y los ciclos agrícolas; otra fue la matemática, necesaria para contabilizar la producción. Los pueblos agricultores elaboraron calendarios, para conocer las épocas propicias a la preparación de los campos. Por ello tienen que hacerse astrónomos.


  • RITOS FUNERARIOS


Solían enterrar a sus muertos bajo sus casas, en posición encogida y la cabeza con una determinada orientación. Los cuerpos se depositaban dentro de pieles, telas, cestos o cajas de piedras, acompañados de ajuares funerarios muy variados: puñales, anillos, broches, collares de conchas o pizarra, espejos de obsidiana, recipientes de cerámica que había utilizado para alimentarse en vida, etc.

Además, de los rituales funerarios, existen pruebas de la existencia de un culto a los muertos o a los antepasados. Bajo las casas se han encontrado cráneos recubiertos de arcilla reproduciendo los rasgos faciales, con los labios pintados y conchas en el lugar de los ojos.

A finales del Neolítico y durante las primeras etapas de la Edad de los Metales, aparecen otro tipo de tumbas de carácter colectivo: son los dólmenes.
Aparecen determinados lugares de culto o santuarios, en las habitaciones de las casas o en edificaciones específicas. La abundancia de pruebas que demuestran la existencia de un mundo simbólico y de creencias mágico-religiosas durante el Neolítico, debía ir acompañado de la aparición de chamanes, brujos, hechiceros y sacerdotes, que ocuparían un lugar importante en estas sociedades.

Con la invención de la cerámica,   en las tumbas empezaron  a aparecer  vasos y vasijas y también objetos de metal. Hacían esto para que el difunto se integrara bien en el mundo de los muertos. Colocaban a los muertos en diferentes posturas porque creían que al morir nacían en otra vida.



Arte Neolítico


El arte neolítico tiende a fijar la idea, el concepto, la sustancia de las cosas, es decir a crear símbolos en vez de imágenes. Las primeras manifestaciones estuvieron íntimamente relacionadas con el pensamiento mágico-religioso, fundamento de su deseo de supervivencia, aunque esto luego, se desecha ya que la pintura rupestre y su propósito mágico dejan de tener sentido. El artista-mago deja de ser útil a la sociedad que le sustenta. El arte ágil y expresivo del Paleolítico comenzará a desvanecerse hacia un arte en la cual ya existen en la mente del artista conceptos preestablecidos, convenciones, simbologías: en lugar de retratar la naturaleza, el artista neolítico plasma de manera pictográfica sus ideas primigenias. Una línea vertical para el tronco, y un par de semicírculos para brazos y piernas, le bastan para representarse a sí mismo. Es el comienzo del duro camino hacia la abstracción.



Además en este período se desarrolló un estilo de pintura rupestre en la zona levantina de la Península Ibérica basado en la pintura de escenas de caza en rocas al aire libre, con representaciones esquemáticas de figuras humanas.

Otro tipo de vestigios de culturas neolíticas lo constituyen los antropolitos, zoolitos y ornitolitos hallados en Sudamérica.
Las manifestaciones artísticas de la prehistoria tienen su máxima expresión en las llamadas artes rupestres, mueble y megalítico.




  • Arte rupestre


El arte rupestre recibe su nombre de las paredes rocosas de las cuevas y abrigos en los que se realizaban las pinturas. Está sobre todo, presente en España y el sur de Francia. En España destacan las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira y en Francia las de Lascaux.

Danza Ritual, Roca de los Moros.
Cogull, Lleida.
Se presentan aquí variedad en los temas en la pintura, además de que aparece la figura humana y otras figuras silueteadas y estilizadas; esto se combina con la disposición de las imágenes en escenas.

También se tiene que los trabajos o pinturas que se hacen en este periodo comienzan a usarse como ornamentación y se comienza a colocar fundamentalmente al hombre de caza y los animales.




  • Arte mueble


El arte mueble (también llamada arte miniatura o arte portátil) consiste en figuras y objetos decorativos tallados en hueso, cuernos de animal o modelados toscamente en arcilla.

El arte, consta de pequeñas estatuillas antropomorfas y zoomorfas talladas en arcilla y piedra. Particular interés ofrecen unas características figuras femeninas de pequeño tamaño talladas en piedra denominadas genéricamente “Venus”.
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Estas estatuillas tienen una clara tendencia a la esquematización y un especial interés por resaltar los atributos sexuales.
Consecuentemente, el arte mueble es muy diverso ya que no sólo comprende creaciones exclusivamente artísticas (como estatuillas u ornamentos), sino también objetos funcionales, herramientas y útiles decorados. Así, podemos encontrar el arte mueble neolítico que incluye plaquetas grabadas, venus paleolíticas, adornos, arpones, azagayas o propulsores decorados, por ejemplo.






  • Arte megalítico


A finales del Neolítico, se inicia la arquitectura llamada dolménica o megalítica, por estar constituida por grandes piedras y por ser el dolmen el monumento más característico, consistente en una tumba formada por grandes bloques que forman la cámara funeraria, que se recubren con tierra, formando un túmulo.

Los principales tipos de monumentos megalíticos son:

- El menhir: También llamado monolito es una gran piedra clavada verticalmente en el suelo.

Menhir - Merrivale
Menhir de Merrivale (Inglaterra)
    

     A partir de el menhir se desprende otro tipo de arte que es el alineamiento y consiste en la alineación de varios menhir. 


Alineamiento de Carnac
Alineamiento de Carnac (Francia)



- El dolmen: Se trata de un monumento formado por varios menhires sobre los que descansan horizontalmente otras grandes piedras. Muchos de estos dólmenes servían como cámara funeraria.


Poulnabrone Dolmen
Dolmen de Poulnabrone (Irlanda) 



- El crómlech: Círculos formados por varios dólmenes y menhires. Son mucho más recientes, y a diferencia de los anteriores, no se utilizaba como enterramiento. Se cree que su función era el culto al sol.


Es considerado el crómlech más famoso, el cual se encuentra ubicado en Stonehenge Inglaterra.




  • Cerámica


La cerámica cobra una gran importancia durante el Neolítico ya que los grupos sedentarios necesitan de mayor cantidad de recipientes para almacenar los alimentos. Aunque no presentan formas excesivamente complejas, son vasijas muy funcionales, con decoración geométrica a base de líneas, triángulos o círculos, que adoptan variadas tipologías y cuya técnica deriva de la cestería. Se realizan a mano, ya que el torno sólo se empezaría a utilizar en la época de los metales, y se dejan secar sin cocerlas en el horno.
Vaso con decoración cardial.
Cova de la Sarsa, Alcoi (Alicante).

Junto a la cerámica, en las sociedades sedentarias comienzan a destacar otras actividades hasta entonces desconocidas como la elaboración de tejidos y el pulimento de la piedra. 

Ésta última, haciendo uso de piedras más duras, permite la fabricación de herramientas mejores y más eficaces, como hachas y utensilios agrarios, y es de hecho este fenómeno el que da nombre al periodo neolítico (etimológicamente significa "piedra nueva").




  • Alfarería e industrial textil


Una característica de las comunidades neolíticas fue la fabricación de ollas de arcilla. Esta nueva industria tuvo importancia para el pensamiento humano y para el comienzo de la ciencia. La fabricación de objetos de alfarería es, tal vez, la primera utilización consciente de una transformación química. Su realización, aún en su forma más simple, implicaba la apreciación de varios procesos distintos y la aplicación de todo un conjunto de descubrimientos. A su vez, el arte de la alfarería era el ejemplo supremo de creación por parte del ser humano, lo cual provocó una serie de postulados de tipo filosófico.

Mujeres del neolítico tejiendo.

Por otro lado, las vasijas permitieron almacenar alimentos y hacer viajes más largos con provisiones de comida y bebida. Entre las ruinas de las poblaciones neolíticas primitivas de Egipto y del Cercano Oriente se encontraron los primeros indicios de la industria textil. Prendas de vestir fabricadas con tejidos de lino, y después de lana, empiezan a competir con los vestidos de piel o las faldas de hojas, en la protección contra el frío y el sol. Para que esto fuera posible, se necesitó otra serie de descubrimientos e invenciones y debió aplicarse en la práctica un conjunto de conocimientos científicos.

La industria textil no sólo requirió el conocimiento de materiales especiales, como el lino, el algodón y la lana, sino también la cría de determinados animales y el cultivo de plantas específicas. Desde el período neolítico se inventó uno de los grandes triunfos del ingenio humano: el telar, una pieza de maquinaria muy complicada y fundamental para tejer. 


Conclusión


   En nuestra investigación acerca del periodo neolítico, podemos darnos cuenta de los constantes cambios que ha habido a lo largo del tiempo y que sin duda alguna han consolidado la forma de la estructura y super-estructura de la humanidad. La diversidad de asentamientos y la gran evolución en todos los ámbitos la podemos apreciar de mejor forma, así reconociendo que todo ha sido antecedente de los que somos ahora.

El periodo neolítico, fue de gran trascendencia para la evolución del hombre y con él la formación de una sociedad. Con la investigación pudimos observar la importancia de los períodos anteriores al nuestro y la gran influencia que se ha tenido. Por ello consideramos de gran importancia el estudio de nuestra historia cultural, para así poder seguir evolucionando conjuntamente como pertenecientes a una sociedad.



Bibliografía